Muchas veces el cambio se declama, pocas veces se concreta y se profundiza por voluntad propia. Esto implica entender que el objetivo de la transformación, no pasa por lograr que la gente apoye el cambio, sino darle la responsabilidad de generarlo.
Miremos hacia delante veinte o treinta años. Espera alguien que los próximos veinte años sean menos turbulentos que los últimos veinte ? Dados los cambios que se esperan en tecnología, biología, medicina, valores sociales, demografía, en el medio ambiente y en las relaciones internacionales, cómo será el mundo que va a tener la humanidad ante sí ? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero hay una cosa que parece razonablemente segura: que retos continuos seguirán poniendo a prueba nuestra capacidad colectiva de hacerles frente.
Por ello, si no repensamos nuestras empresas no tendremos alivio en las actuales dificultades: creciente turbulencia que produce nuevas tensiones; mayor volatilidad, más desconexión y competitividad interna; gente que trabaja más en lugar de aprender a trabajar mejor; crisis de los sistemas económicos y problemas cada vez más insolubles que escapan a la capacidad de cualquier individuo u organización. Si Usted es un líder organizacional, a cualquier nivel en que tenga que ver a fondo con estos retos, su tarea será formidable. En efecto, está comprometido en una gran aventura de exploración, riesgo, descubrimiento y cambio, sin mapas comprensivos que lo guíen.